Nuestro emocionante viaje de 8 días entre Cuzco, Machu Picchu y Aguas Calientes con 5 amigos fue una experiencia inolvidable, principalmente entre Cuzco, Aguas Calientes y Mancora.
Mi experiencia en Cuzco fue simplemente fascinante. Esta ciudad milenaria ubicada en lo alto de los Andes peruanos es una joya llena de historia y cultura que te transporta a través del tiempo. Desde el momento en que llegué, me sentí cautivado por su encanto y su vibrante energía.
Una de las cosas que más me impactó fue la arquitectura colonial que se entrelaza con los restos de la antigua civilización inca. Caminar por las calles empedradas de Cuzco es como viajar en el tiempo, con sus edificios coloniales de fachadas coloridas y balcones adornados. Cada esquina tiene una historia que contar, y fue emocionante descubrir los secretos que guardan sus muros.
Durante mi estancia, tuve la oportunidad de visitar la famosa Plaza de Armas, el corazón de la ciudad. Allí pude admirar la majestuosidad de la Catedral de Cuzco, una imponente construcción que alberga una rica colección de arte sacro. Recorrer su interior fue como sumergirse en la historia religiosa de la región.
Una de las anécdotas más interesantes que viví fue cuando decidimos aventurarnos a explorar las ruinas de Sacsayhuamán. Esta imponente fortaleza inca situada en lo alto de una colina ofrece vistas panorámicas de la ciudad y es un testimonio impresionante de la ingeniería y el conocimiento ancestral de los incas. Durante nuestra visita, nos unimos a un grupo de turistas en un free walking tour y un guía local nos contó historias fascinantes sobre la construcción de estas enormes piedras y cómo los incas las transportaron desde lejos para erigir este impresionante complejo.
También tuve la oportunidad de probar la deliciosa gastronomía local. Cuzco ofrece una amplia variedad de platos tradicionales que deleitan los sentidos. Desde el ceviche fresco hasta el delicioso cuy (un plato típico de la región), cada bocado fue una explosión de sabores auténticos.
Una de las aventuras más emocionantes de nuestro viaje nos llevó a la impresionante montaña de los 7 colores. La altitud nos desafió a cada paso, pero con determinación y una actitud positiva, conquistamos la montaña hasta alcanzar su punto más alto a 5000 metros sobre el nivel del mar. Desde allí, contemplamos el paisaje impresionante que se extendía ante nosotros, con picos, valles profundos y la inmensidad de la naturaleza en todo su esplendor.
Pero más allá de los lugares turísticos y las experiencias culinarias, lo que realmente hizo que mi estancia en Cuzco fuera especial fueron las personas. Los habitantes de Cuzco son amables, acogedores y siempre dispuestos a compartir su cultura y tradiciones. Tuve la oportunidad de interactuar con los lugareños, aprender algunas palabras en quechua y escuchar sus historias sobre la vida en los Andes.
Nuestro siguiente destino fue la maravillosa ciudadela de Machu Picchu. Tomamos un tren desde Cuzco hasta Aguas Calientes, un pintoresco pueblo situado en las estribaciones de las montañas sagradas. Pasamos la noche allí, disfrutando de la hospitalidad local y descansando para el día siguiente. Ida y vuelta a Aguas calientes en tren + entrada, debe ser alrededor de 150 dólares, no considerar menos al planear el viaje.
Temprano en la mañana, nos levantamos emocionados y abordamos un autobús que nos llevó por sinuosos caminos hasta la cima de la montaña que alberga la legendaria ciudadela inca. A medida que subíamos, la anticipación crecía en nuestros corazones. Y finalmente, al llegar a la entrada de Machu Picchu, nos quedamos sin aliento. La majestuosidad y el misterio que rodean este sitio arqueológico son indescriptibles. Recorrimos sus terrazas, admiramos sus construcciones imponentes y nos maravillamos con las vistas panorámicas de las montañas circundantes. Fue un momento de conexión profunda con la historia y la grandeza de la antigua civilización inca.
Después de nuestra experiencia en Machu Picchu, decidimos que era hora de relajarnos y disfrutar de la costa norte de Perú. Tomamos un avión hacia Máncora, un destino popular conocido por sus hermosas playas y ambiente relajado. Pasamos días despreocupados tomando el sol, disfrutando de deliciosos mariscos y explorando las aguas cristalinas del océano Pacífico, que si! son de agua tibia muy agradables para bañarse.
Nuestro viaje llegó a su fin, pero los recuerdos y la camaradería perdurarán para siempre. Desde la grandeza de Cuzco hasta la maravilla de Machu Picchu y la serenidad de Máncora, cada destino nos ofreció una experiencia única. Nos despedimos de Perú con corazones llenos de gratitud y prometimos que volveríamos algún día para seguir explorando la belleza y la diversidad de este país fascinante.